El 7 de octubre de 2017 debuté como acordeonista en La Orquesta del Mate. Fue la primera vez que toqué el acordeón en un escenario.
Me gusta tener siempre presente ese momento de mi debut acordeonístico y revivir la felicidad que me provocó tocar con otros para otros, a pesar de los nervios infinitos.
Elegí el acordeón porque hay que abrazarlo para que suene, porque respira, porque vibra en el pecho cuando tocás y se siente en el corazón, porque está muy relacionado con lo popular, con la fiesta, con el baile, la alegría del pueblo y también -por qué no- con la nostalgia de emigrar hacia otra tierra.
Hoy mi acordeón descansa un poco, pues este año me tomé una pausa en la práctica musical. Sin embargo está ahí, presente. Y cada tanto tocamos juntos en ese espacio único que es la intimidad de mi hogar. Y así, él y yo, nos mantenemos conectados mientras esperamos que llegue el momento de volver a tocar con otros para otros.